Esta semana ha llegado a Portugalete la iniciativa “Anda con 100 ojos”. Es un programa itinerante del Gobierno Vasco, en el que colabora el ayuntamiento de la localidad que visita. Tiene como objetivo la sensibilización para la prevención de siniestros viales, y está especialmente dirigido a las personas mayores.
Los
consejos y las medidas de prevención están bien, pero lo que las personas
mayores (y todas las demás) necesitan son espacios donde no haya que andar con
100 ojos, y que las administraciones públicas se pongan a trabajar con decisión
para lograrlo. Para ello deberían asumir, en la práctica, una serie de
planteamientos:
El
espacio público es un espacio de socialización, inclusivo y rico, por la
diversidad de usos y de las personas que lo utilizan. Esto requiere reducir la
presencia de coches y motos en las calles, así como la cantidad de espacio
reservado para ellos.
El
caminar es la base de la movilidad urbana y, por lo tanto, tiene prioridad ante
el resto de los modos de transporte: bicicletas, vehículos de movilidad
personal, transporte colectivo y automóvil particular.
La
planificación urbanística debe tenerlo en cuenta, por lo que las decisiones que
se toman deben promover la movilidad a pie.
Invertir en un sistema de transporte público eficaz, por otra parte, es
prioritario para posibilitar la limitación del uso del vehículo privado.
Un
espacio público diseñado a favor del peatón es más equitativo y seguro. Se
caracteriza, entre otros rasgos, por eliminar el tráfico de paso, aumentar
exponencialmente el número de calles en plataforma única, elevar pasos de
peatones, ejecutar aceras accesibles, continuas y equipadas, reducir la sección
y la capacidad de las calzadas, restringir el aparcamiento en la calle y
propiciar usos estanciales.