miércoles, 23 de abril de 2025

Parques, libros y árboles

Aprovechando que en abril celebramos el Día del libro, el paseo de “Vivir los parques” de este mes lo dedicamos a explorar la relación entre libros y árboles. Así, además de presentar algunos árboles del parque Azeta, donde desarrollamos la actividad, leímos poemas sobre ellos y comentamos algunas claves para conocer un poco mejor la evolución de este espacio. 

Lo hicimos junto con Cómplices literarios, porque nos gusta colaborar con otras asociaciones para ir tejiendo alianzas y fortaleciendo la trama asociativa de Portugalete.

Estos son algunos de los textos que leímos:


Los árboles como los libros tienen hojas 

y los márgenes lisos o recortados,

y tapas (es decir copas) y capítulos

de flores y letras de oro en los lomos.

        Jorge Sousa Braga, Los árboles y los libros

 

Los libros son hijos de los árboles, que fueron el primer hogar de nuestra especie y, tal vez, el más antiguo recipiente de nuestras palabras escritas. La etimología de la palabra encierra un viejo relato sobre los orígenes. En latín, liber, que significaba “libro”, originalmente daba nombre a la corteza del árbol o, para ser más exactos, a la película fibrosa que separa la corteza de la madera del tronco. Plinio el Viejo afirma que los romanos escribían sobre cortezas antes de conocer los rollos egipcios. Durante muchos siglos, diversos materiales —el papiro, el pergamino— desplazarían a aquellas antiguas páginas de madera, pero, en un viaje de ida y vuelta, con el triunfo del papel, los libros volvieron a nacer de los árboles.

Irene Vallejo, El infinito en un junco

 

Algunas cosas nunca abandonan a una persona:

el perfume del cabello de alguien que amaste,

la textura de los caquis,

en la palma de tu mano, el maduro peso”.

            Li-young Lee, Caquis

 

Que tan bello apareces, ¡oh roble!

de este suelo en las cumbres gallardas

y en las suaves graciosas pendientes

donde umbrosas se extienden tus ramas,

como en rostro de pálida virgen

cabellera ondulante y dorada,

que en lluvia de rizos

acaricia la frente de nácar.

Rosalía de Castro, Los robles

 

Brotas derecha o torcida

con esa humildad que cede

sólo a la ley de la vida,

que es vivir como se puede.

El campo mismo se hizo

árbol en ti, parda encina.

Antonio Machado, Las encinas

 

Gernikako Arbola da bendikatua,

eskualdunen artean guztiz maitatua.

Eman ta zabal zazu munduan frutua

adoratzen zaitugu, arbola santua.

José María Iparragirre, Gernikako arbola

 

…Él murió a la media noche,

ella a los gallos cantar;

a ella como hija de reyes

la entierran en el altar,

a él como hijo de conde

unos pasos más atrás.

De ella nació un rosal blanco,

de él nació un espino albar;

crece el uno, crece el otro,

los dos se van a juntar;

las ramitas que se alcanzan

fuertes abrazos se dan,

y las que no se alcanzaban

no dejan de suspirar…

Anónimo (siglo XV-XVI), Romance del Conde Niño

 

Arbola nahi nuke izan,

erroak lurrean finkatuz

zerua besarkatu ahal izateko.

Arbola nahi nuke izan,

eguzkipean

datorren gizonari

—neke eta izerdi—

geriza emateko,

edota

euripean

datorren ibiltariari

aterpea eskaintzeko.

Arbola nahi nuke izan,

bakardadean

bizi den gizonari,

ene hostoen eraginez,

bihotzari hitz egiteko,

Joan Mari Irigoien, Arbola nahi nuke izan

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