Las ciudades actuales son resultado de una superposición que contiene las ciudades que las precedieron. Todo cambia, pero nada se pierde del todo.
También la Villa cuenta su pasado; lo contiene, como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las plazas, en la memoria de su gente…
Por eso
nos juntamos, el 5 de octubre en la plaza de San Roque, para enfatizar lo
obvio, que ha sido ignorado durante largo tiempo.
Lo obvio
es que las plazas tengan árboles, porque "el verde de los árboles es parte
del rojo de nuestra sangre". Así que, ¿qué tal si deliramos un ratito,
para adivinar otra plaza posible?
Somos del
tamaño de lo que vemos, y vemos la plaza verde en primavera y ocre en otoño. A
eso aspiramos, a que esta plaza vuelva a tener árboles. Porque el progreso no
está reñido con el regreso. Al contrario, a veces lo reclama. Como cuando entramos
en un callejón sin salida, y para seguir adelante, tenemos que dar media
vuelta.
Queremos,
a través de un proceso de participación y sensibilización, transformar la Plaza
de San Roque, para convertirlo en un espacio más verde y amable que el actual,
más acorde con sus orígenes. Por eso, le pedimos al Ayuntamiento que realice un
proyecto técnico, para explorar las posibilidades existentes y concretar la
forma de hacerlo.