La
exposición al calor nos puede hacer más vulnerables. En las ciudades, además,
se da el fenómeno conocido como “isla de calor urbana” que se produce porque el
asfalto y el hormigón de las calles absorben calor, que luego liberan. Ante esta
situación, podemos adoptar diferentes soluciones basadas en la naturaleza, que
ayuden a protegernos:
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Crédito:
Kraków dla Mieszkanców |
Arbolado urbano y zonas verdes
Los
árboles, y la vegetación en general, transpiran parte del agua que absorben,
por lo que refrescan el ambiente, además de darnos sombra. También limpian el
aire de contaminantes, reducen la contaminación acústica, fomentan el
bienestar, la actividad física y la salud mental y son refugio de fauna urbana.
Las
recomendaciones internacionales nos dan pautas para que tengamos una cobertura
vegetal mínima en las zonas urbanas, es lo que se conoce como la regla
3-30-300:
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Ver
tres árboles desde nuestra casa.
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Tener
un 30% de cobertura vegetal en nuestro barrio.
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Tener
un espacio verde (preferiblemente de, al menos, media hectárea) a 300 metros de
nuestra casa.
Huertos urbanos, azoteas y fachadas verdes
Una
ciudad salpicada de verde en todas las calles y con espacios verdes más amplios
en distintos puntos, accesibles y cercanos, estará mejor adaptada al calor,
además de proporcionar pequeños oasis para relajarse y descansar.
Llenar de naturaleza los entornos escolares y
otros centros públicos
La
infancia, especialmente los menores de 5 años, es uno de los colectivos más
vulnerables frente al calor extremo. Además de proteger frente al calor, los
espacios verdes rodeando las escuelas disminuyen el ruido y la contaminación. Diversos
estudios muestran que también disminuyen la agresividad y el riesgo de
desarrollar TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) en los
escolares. Los patios con vegetación mejoran el sistema inmunitario de quienes
juegan en ellos, además de proporcionar sombra y refugio frente al calor.
Otros
edificios públicos pueden beneficiarse de las mismas medidas, especialmente
centros de mayores —otro de los colectivos más vulnerables— y centros
sanitarios.
Aumentar la superficie permeable
Las
zonas urbanas suelen tener más superficies impermeables, como asfalto, hormigón
y tejados, que acumulan el calor y no retienen el agua. Aumentando la
superficie permeable, con pavimentos permeables, arcenes y cunetas verdes,
jardines de lluvia o espacios con vegetación, no solo se acumula menos calor en
las calles, sino que, además, irán liberando el agua que puedan haber retenido,
ayudando a refrescar el aire.
Fuentes consultadas:
Guía para sobrevivir a las olas de calor https://es.greenpeace.org/
Sin árboles no hay ciudades del futuro https://blog.creaf.cat/es/conocimiento/arboles-ciudades-combatir-calor/